viernes, 11 de septiembre de 2015

El viaje a Oriente

"No hay un solo rincón de esta residencia donde no anide el sueño"


    Supongo que tal vez sea un problema generacional, pero desde siempre (o desde que en mis primeros meses de carrera leí "Hacia una Arquitectura", sin entender demasiado) me han dado un poco de pereza los libros escritos por LeCorbusier. Ha sido por tedio y por no tener otra cosa a mano lo que me hizo acabar cogiendo "El viaje a Oriente", con un Corbu juvenil y dispuesto a dejarse sorprender  lo largo de un viaje envidiable.
    Me ha hecho gracia leer sus comentarios en relación a dos temas (además que de arquitectura, gente, paisajes...), sus opiniones sobre el tipo de mujeres con las que se iba cruzando en cada lugar, yo que pensaba que era un personaje bastante apático en este sentido. Y la fascinación que siente por los burros en Estambul, animal que creo despierta simpatías a cualquiera, incluso a mí que soy mortalmente alérgico a ellos.
    Hay dos cosas en las que además orgullosamente puedo decir que coincido con Le Corbusier, una es haber sentido la misma impresión en las mezquitas de Estambul, ese plano horizontal etéreo construido con las grandes lámparas y sus innumerables puntos de luz. También el respeto por esa cultura musulmana cuajada de ritos y de silencios, que queriéndolo o no tanto significado histórico y cultural tiene para todos los españoles.
Aquí algunos extractos del libro que a mi parecer más pueden resumir la manera de ver el mundo del que iba a ser uno de los arquitectos con más repercusión del S.XX.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Las novelas del verano



“A mitad del camino de la verdadera vida,
 nos rodeaba una adusta melancolía,
 que expresaron tantas palabras burlonas y tristes,
 en el café de la juventud perdida.”
Guy Debord

      Ahora mismo y con cierta melancolía cierro la hoja de la última novela del verano. Con él doy por terminado el estío y parece como si el peso de una, a veces deseable, rutina volviera sobre mi espalda, enfocándome de vuelta hacia el camino que supone ser mi destino.
     Cierro estos meses con lo que creo que es un libro golosina, pequeño y cómodo, y aunque dulce por momentos destila un trasfondo de trágica amargura que me parece me acompañará durante unos días. “En el café de la juventud perdida” de Patrick Modiano, un libro esencial y que guardaré entre los tantos candidatos a ser releído en un futuro que espero algún día llegue.