miércoles, 16 de diciembre de 2015

gloriosa temporada de exposiciones

Ya avisaba yo en entradas anteriores que Madrid se iba a convertir de golpe en un lugar con muchas, muchísimas cosas que ver y de las que disfrutar. Las tres primeras exposiciones de la temporada en las que he podido perderme han sido las de Bonnard, Kandisnky y Munch.
No sé si será por el empuje extra que le dan las fechas prenavideñas pero da gusto el encontrarse con colas para cualquier exposición, el lado malo es que no se llega a disfrutar igual entre los codazos, las conversaciones de entendidos y enteradillos, el ruido y las mil interferencias; moraleja, sacar tiempo de donde sea y dejar los fines de semana para hacer deporte y las tardes entre semana para escaparse a las exposiciones.

Pierre Bonnard.
En la Fundación Mapfre. Resultó toda una sorpresa, un Navis, o el mayor de los navis del cual ni sabía, ni conocía y al menos, ya no se me olvidará.
Todas las salas de la Mapfre dedicadas a Bonnard, empieza como sosegada, vas adaptándote a esa manera de disfrutar del color, a cómo se emplastan los fondos con la forma, las paredes con las personas. Tantos matices y tantas lecturas  según se avanzaba por las salas.

El niño con el cubo de arena. 1894.
Desnudo en un interior. 1935.
El comedor de Le Cannet. 1932.
 

Reneé Monchaty. 1920.
Vista de Le Cannet. 1927.


Edvard Munch
En el Museo Thyssen, si Zurbarán fue la apuesta por reventar la taquilla el año pasado, en esta ocasión empiezan con un grande, una exposición no demasiado extensa pero que exige mucho del visitante, tantas emociones en cada cuadro y las sensaciones al conocer cómo progresa su estilo y cómo se refleja tanto del autor, su tormento y sus demonios.


Consolación. 1907.
Las niñas en el puente. Xilografía. 1918.
 

Desnudo junto a la silla de mimbre. 1919.
Pubertad. 1914-16.
 

Dos seres humanos. Los solitarios. 1899.
Asesinato. 1905.
 
Kandinsky. Una retrospectiva.
Ya no se si lo he soñado o pertenece a un recuerdo muy lejano, visité la exposición pensando que ya había visto una exposición de Kandinsky hace tiempo en el Thyssen y la bonita y abandonada sala de exposiciones de CajaMadrid.
Lo mejor, una línea clarísima en la exposición, un desarrollo de la obra según el propio artista se va conociendo y tal cual se va presentando al visitante. He de reconocer la gran dosis de valor que hace falta para que con 30 añazos abandonar lo que el destino se suponía te tiene preparado y seguir lo que una epifanía te desveló, una vida artística.
Me han sorprendido mucho todo lo que pertenecía a la fase de París, estaba mucho más familiarizado con todas esas geometrías más controladas, esos tantos círculos azules, la serie impresionante de Pequeños Mundos y por supuesto la imprescindible lectura "de lo espiritual en el arte". Me llevo como deberes leer "punto y línea sobre el plano".
Me llevo también las maneras en las que trabaja los límites y las relaciones entre esos límites, unos son espacios abstractos de matizados grises, en otras ocasiones son líneas que definen y perfilan cada figura, tensiones y compresiones incluso incorporando el propio marco como límite.


Recuerdo de Venecia 4. 1904.
Pequeños mundos V. 1922.
 

dibujo para la plaza negra. 1923.
complejidad simple. 1939.
 

Desorden ordenado. 1938.
Conglomerado. 1943.



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