lunes, 28 de junio de 2010

MAR

TE ACARICIABA, mar, en mi desvelo;
te soñaba en mi sueño, inesperado;
te aspiraba en la sombra recatado;
te oía en el silencio de mi duelo.
Eras para mi cuerpo, cielo y suelo:
símbolo de mi sueño, inexplicado;
olor para mi sombra, iluminado;
rumor en el silencio de mi cielo.
Te tuve ayer hirviendo entre mis manos,
caí despierto en mi profundo río,
sentí el roce de tus muslos cercanos.
Y aunque fui tuyo, entre tus brazos frío,
tu calor y tu aliento fueron vanos:
cada vez más te siento menos mío.

Xavier Villaurrutia


Y no seríamos capaces de hacer, basar y dignificar un proyecto a partir de un poema.
Aferrarnos a algunas de sus palabras, traducirlo en Arqutiectura.
En un mundo de las sensaciones, un proyecto que sea "el olor de la sombra iluminada" es viable,
un poco bohemiamente flipado, pero como autoejercicio de verano está mejor que bien.

No hay comentarios: