Al final, con los dos libros en casa, sin realmente saber con cuál de ellos empezar, lo más fácil... con los dos. Basándome en un criterio fundamental que estructura muchas de mis decisiones, el confort y la facilidad, me explico; como los formatos son muy distintos en casa tranquilamente el de Moneo y para transportar el de los superlugares.
Lo que he ido sacando en claro de uno y otro, es que Esteban Penelas escribe con un gran, grandísimo y rebuscadísimo diccionario de sinónimos al lado (he ampliado mi vocabulario con palabras como occiso) y realmente es entretenido por la cantidad de enrevesadas informaciones que aporta. El de Moneo más entretenido, mucho más racional dejándome todo el poso cultural e histórico que acompaña al autor.
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